Leer esto, porque veréis las diferencias...
Contratenores o castrati
Entre el profesorado de música se comenta que cuando sale en clase el tema de los castrati, los chavales que nunca han oído hablar de ello se sorprenden sobremanera. Algunos no lo entienden, y tiene su gracia ver cómo los conocedores del asunto se lanzan a explicarlo con enorme expresividad acompañada de enérgicos gestos a sus compañeros… que con no menos exageración se espantan y horrorizan haciendo grandes gestos de dolor… especialmente los chicos. Creo, que es tal la conmoción que sufren al conocer esta práctica que, por mucho que se trate de poner las cosas en su sitio y se subraye la importancia de no confundir con los contratenores, no terminan de asimilar, y luego pasa lo que pasa…
Parece ser que ambas voces, igualmente artificiosas aunque bien distintas en su modo de producirse, tienen un origen común: la prohibición a las mujeres para formar parte de algunos coros. En los lugares en los que la castración de niños antes de la adolescencia no estaba bien vista, se recurrió a la técnica del falsete para lograr voces agudas en ausencia de mujeres, dando lugar a una importante escuela de contratenores, que pueden ser, al igual que las voces femeninas, sopranos, contraltos o mezzosopranos.
Aunque sus orígenes estén ligados a la música coral religiosa, pronto la ópera, espectáculo favorito del siglo XVIII, adoptó a los castrati como sus voces preferidas en su afán por mostrar lo extraño, lo diferente, lo exótico, lo artificial, lo sorprendente… Como hace ya varios años del revuelo que causó el estreno de la película Farinelli, sobre el famoso castrato Carlo Broschi, para el gran público vuelve a ser casi desconocida la historia de aquellos legendarios cantantes de ópera barrocos para los que se escribían los mejores papeles protagonistas y que eran aclamados por toda Europa.
Hoy no existe ningún castrato… afortunadamente. No podemos saber cómo sonaban ya que tan sólo se conservan algunas grabaciones del último de esta estirpe, Alessandro Moreschi, (último castrato) que escuchamos con curiosidad y que debido a lo precario de la tecnología de los primeros años del siglo XX y a que este cantante, a juzgar por lo que se oye, no tenía ni muy buenas cualidades ni muy buena escuela, esta escucha es, cuanto menos, decepcionante…
La voz de la película Farinelli fue conseguida grabando dos voces diferentes, la de la soprano Ewa Mallas Godlewska y la del contratenor Derek Lee Ragin, y mezclándolas en un estudio de grabación utilizando las más modernas técnicas -de los años 90- para conseguir la homogeneidad necesaria para que parecieran de la misma persona. He aquí una muestra: se trata del aria de Rinaldo Lascia chio pianga, de Händel.
Por último,quiero pediros vuestros comentarios acerca de esta distinción entre falsetistas y castrati. Hacedlo en el apartado de comentarios y así, podré saber quien ha llegado a este punto y es capaz de ser crítico/a...
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